Realidad





No se pudo evitar el retraso.
Anduve perdido con mí muerto a cuestas,
El hombre de cincuenta y nueve veces nada
Sobre el claro de cincuenta y nueve calles calladas. 

Allí me asalto la cordura,
Cincuenta y nueve amores perdidos, a patadas. 
Y mi cuerpo desfigurado por la gordura
Volvió a desfigurarse en tu mirada. 

Es mejor no intentar predecirle al viento nada,
Si te agarra por los pelos y te arrastra
A la zona portuaria de cincuenta y nueve vidas,
Pues la suma de mi vida llega a casi nada.



©  Sergio A. Ortiz 17 de marzo de 2010

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