Aligerando el paso



Aligerando el paso


No encuentro descanso,
amores impúdicos tocan
constantemente a mi puerta.
Me rodean, rondan mis ojos
como vírgenes ciegas.
Se escurren entre mis piernas
buscando el calor
que en tiempos pasado
colmaba mis sentidos
de dicha. Ya ni lo busco,
no quiero la cama, no inquiero
la calma. El desajuste de horas
se arremolina en mi mano
lubricada. Es el olvido,
la inmisericordia de mi soledad.

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