Aligerando el paso

Aligerando el paso No encuentro descanso, amores impúdicos tocan constantemente a mi puerta. Me rodean, rondan mis ojos como vírgenes ciegas. Se escurren entre mis piernas buscando el calor que en tiempos pasado colmaba mis sentidos de dicha. Ya ni lo busco, no quiero la cama, no inquiero la calma. El desajuste de horas se arremolina en mi mano lubricada. Es el olvido, la inmisericordia de mi soledad.