Las Acacias
Las Acacias Todo hombre ilustre se nutre de un amigo imaginario para perder el roció y segar el tallo de las acacias. Yo me levanto y observo mi cuerpo desnudo frente al espejo de pared. Corro al baño a vomitar cansado de vivir. Las putas de los templos han vuelto a quedarse dormidas frente mi puerta.