Mi querido Renier
Mi querido Renier llegaste y te fuiste y no sentí nada. Tu cabeza de ónix era del tamaño de una rueda de huso fluyendo sobre mi cuerpo, una pirueta bordando un supernova en la cúspide de mi imposible ser. Y yo? Fui detalle emplumado de lo que pudo haber sido y no fue.