Dándome Tragos con Orfeo
Dándome Tragos con Orfeo Después de oscurecer, el bar lleno de hombres que parte de mí ama―la parte que se desnuda afuera de la ventana de del señor Omar, recién divorciado dueño de una pistola, oh, señorito Omar, ¿Dónde estás ahora? Orfeo dice que él no pereció, no se convirtió en ceniza de la luz brutal, encontró un buen trabajo, ganaba buen dinero, tenía su propio seguro y una casa, era un esposo decente. Sé que el empobrecimiento reside en la palabra descenso. El ruido del bar hace una especie de silencio. Cuando Orfeo me entrega sus gafas de sol, veo cómo el fuego lo cambia todo. En mi mente estoy detrás de un hombre cuyo sobretodo se eleva por encima de sus caderas, tan firme como lo permite el tacto, diciendo que no me olvide cuando me convierta en el líquido de donde nacen los nombres, leche de sal, leche-dulce, leche de animal. Quiero ser un ser humano sobre el cuerpo, desa...