Afortunados

Para aquellos días íbamos a la playa
a practicar tiro al blanco: la seducción.
Aprendimos inglés, o francés.
Leer quitaba un poco
la mancha del plátano así es que
no faltaba el bestseller.
Se usaba el arte de la palabra tersa,
voz sobre modulada, mirada acaramelada.
Éramos los afortunados nacidos
después de la última guerra.
Los que desecharon la zafra. Los que no
aprendimos a matar
y desplumar una gallina.
La turba de futuros empleados públicos
con palancas políticas,
desempleados.


© Sergio A. Ortiz 2009

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