Al aire libre




El manjar de tu reclamo
corrió sobre mi río
hasta llegar a la arena fértil de la sabana
donde se deslizó sobre troncos,
piedras y alguna que otra hoja caída.
El gemido matinal,
la respiración de nuestros cuerpos,
despertó la música
de tu locura.
Regresé a tus brazos inquietos
acariciando las corrientes translúcidas
de tu aroma,
manchado por la fuerza torrencial
de tu lujuria,
en el sedimento
de mi piel oscura.








© Sergio A. Ortiz: first published in Letralía

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