Pesadillas, Secretos, y Museos





Piense en mí como Dionisio,
en casa descansando, con un feto
metido en la pierna.

Piense en mí durando menos que una vela
o una piedra.  Este camino que es soplo,
sacudida, vibración inesperada
sobre la superficie terrestre—ya no nos imagina
por aquí.   Apenas tenemos tiempo
para aprender unas cuantas lecciones
y así, como si nada, se esfuma hasta la piel.
Las uvas se secan, las hojas se destiñen,
todo vuelve a su morada sepia.

Piense en mí como la traducción muda
de un poema que habita en los espacios
silenciosos de un museo, como tus
secretos en dialecto secreto.





©  Sergio A. Ortiz, 12/03/2010

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