Canción Triste para un Adiós sin Remedio
Canción Triste para un Adiós sin Remedio
De la selva
huyen cotorras
con las
alas en llamas.
Le prendí
fuego a la lluvia,
laceré la
sol con mi navaja
para huir
del tiempo
que agita
tu piel como un látigo.
Hoy salvo
mis abismos,
huyo del
frio que agrieta
mis alas de
mariposa
para no disgustarme
con la
muerte.
Ahora los
peces de tinta
preguntan
por ti.
Dime, qué les digo.
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