Sublevado
Sublevado
De que me sirven
tus abanicos
rotos,
o el sudor del
tiempo
licencioso, o tu espalda
en el ocaso de un
abrazo.
De que me sirve
la memoria
de tus ojos
pardos, o el perfil
incendiado de tus
labios tristes.
De que me valen
tus pisadas
robustas de
anhelos fértiles
e invisibles
corrientes
en las aguas sin
playas
que contienen las
noches
frágiles de un sueño
intenso.
De que me sirve
la canción
para dormirte, o
cien pozos
callados. De que me vale
un “adiós” si todavía
te veo arrancando
te veo arrancando
sombras en la
playa
de mi histeria.
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