Piña
Piña
¡Golpea a
las setas tailandeses de mis nalgas,
perfumadas
estrellas de mar
y de
hojarasca! Tus dientes laceran la piel
de mi nuca
que late frente al abismo
de tus
pensamientos calados, historias translucidas
que
arrancan a besos la pulpa de mis labios
al compás
de un danzón que no tiene descanso,
que retumba
como los dedos de Ismael Rivera
sobre mi
cuero, lasca de piña redonda y azucarada,
empalmando
la morena dulzura de tu melaza.
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